Como todo el mundo sabe, somos unos enamorados del Festivalito de La Palma. Una semana mágica que engancha de para siempre a aquel que tiene la suerte o el valor de vivirla. El Festivalito es amor, guerrilla, alcohol, arte, amistad, risa, trabajo, escuela… pero sobretodo es Cine.
Lo conocimos el año pasado, y aunque lo vivimos como una Cheerleader sufre su primera vez en un granero, nos enganchamos irremediablemente.
Sin embargo éste año ha sido especialmente redondo para nosotros. Además de ser la edición que ha tenido más participantes, de hacer una interesante mesa redonda con algunas de las series que más nos gustan del panorama nacional y de coincidir con la fiesta lustral de la isla bonita, fuimos galardonados con el Premio Homenaje de un Festival que abandera la filosofía con la que nosotros hemos trabajado desde el principio. Un premio muy especial para nosotros, una experiencia única.
Redondo, porque en el apartado “La Palma Rueda”, que consiste en escribir, grabar y montar un cortometraje durante la intensa semana del Festivalito, donde competíamos contra más de cuarenta trabajos de nivelazo, nos hicimos con el Premio del Jurado compartido con “Feriantes” de Víctor Moreno. Y porque nuestro cortometraje “El curioso caso del corredor paulatino” se llevó también el siempre importante Premio del Público.
Redondo porque de nuestro grupo salieron otros dos trabajos que fundieron el aplausómetro del Teatro Chico.Por un lado, “Recording” de Teresa Segura, que salpicó de amor y realidad cada butaca.
Por otro lado, “Piruco Terapia” de Antonio Velazquez y Guille Garabato, una obra arriesgada, sublime y con un mensaje contundente. Menudo es. La particularidad que hace del Festivalito una experiencia inolvidable, es la posibilidad de conocer y trabajar con gente interesantísima. Participamos en varios cortos como actores o equipo técnico, sin duda la característica más bonita del festival.Como ejemplo, tal vez, el trabajo que nos hizo más ilusión: “Malviviendo” de VengaMonjas. Ellos son unos fuera de serie, unos adelantados a su tiempo a los que admiramos desde hace ya bastante. Fue un honor trabajar a sus ordenes, ver de qué manera funcionan esas dos mentes tan brillantes que encandilan como un flash. Además, compartimos escena con un titán de la interpretación insular como Quique SantaCruz. La guinda de un pastel perfecto, aunque hagamos de malvados.
Contando las horas para el Festivalito del 2011, preparando algo especial para entonces, deseando volver a reunirnos con grandes amigos, a conocer más gigantes, a disfrutar con el trabajo, con las noches en vela, con el estrés de llegar a tiempo.Agradecer al equipo que hace posible este festival, a la gente que lo viste de gala y sobretodo a la bombilla que se le encendió a Jose Victor el día que se le ocurrió, hace ya diez años, esta preciosa locura.